EFECTO MIGUEL ÁNGEL

Drigotas y col., (1999) han denominado el efecto Miguel Ángel, a un proceso de interdependencia mediante el que los dos miembros de una pareja se "esculpen" uno al otro en la dirección de sus respectivos Yo ideales.

Por ejemplo, imaginemos que una persona es afectuosa y cálida y así se manifiesta a su pareja; sin embargo, cuando se comporta así, la otra persona reacciona de forma fría e intentando distanciarse. Cuanto más se repita este proceso, más probable es que la primera persona deje de comportarse de forma afectuosa, con lo que ya no manifiesta este aspecto de su Yo e, incluso, tal vez llegue a cambiar la percepción que tiene de sí misma.

El efecto Miguel Ángel consta de tres fases:

1. Afirmación perceptiva de uno de los miembros de la pareja (p. ej., A cree que B es generoso y la generosidad forma parte del Yo ideal de B, de lo que a él o a ella le gustaría ser).
2. Afirmación conductual (p.ej., A se comporta de manera que favorece la generosidad de B).
3. Movimiento hacia el Yo ideal del otro miembro de la pareja (B se hace cada vez más generoso).

Cuando el proceso camina en esta dirección, la relación mejora. En cambio, cuando funciona en el sentido inverso (A cree que B no es generoso, pero si en realidad la generosidad adquirirá este fenómeno dado que la frecuencia de interacción probablemente sea mayor y además las motivaciones para adaptar el yo a las percepciones y a demandas de la otra persona también serán más elevadas.

En una serie de estudios con poblaciones diferentes y utilizando medidas distintas, Drigotas y cols., (1999) han confirmado la relación positiva entre la afirmación perceptiva y conductual y la satisfacción y estabilidad de las relaciones de pareja.

Bibliografía:
red de psicólogos
Morales, J:F., Moya, M:C.; Gavira, E y Cuadrado, I. (2007). Psicología Social(3ª edición). Madrid: McGraw-Hill/Interamericana de España

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